Un poema en 3 líneas de código

Nunca pensé que mi vida se mediría en victorias o derrotas—hasta que escribí mi primer poema en tres líneas de JavaScript. Eran las 2 AM. El brillo neón de mi apartamento reflejaba la luz como un faro de Harlem. La consola parpadeó: ‘undefined’. No lo arreglé. Lo reescribí. ‘const silencio = () => { return “stillness”; }’. Esa línea fue mi elegía. Mi padre, músico de jazz que tocaba la trompeta en el Apollo, me dijo: ‘Hijo, el control real no es velocidad—es respiración’. Antes creía que hablaba de música. Ahora sé: hablaba de código.