Escribí 12 líneas de código en lugar de un poema

Solía pensar que ganar era cuestión de números—hasta que entendí que el verdadero premio no estaba en el pago, sino en la pausa. Cada noche, tras depurar mi último componente React, escribía poesía en los comentarios. No porque debía—sino porque quería. La máquina no me daba sentido; yo se lo di. Llamaron ‘juego’ al apostar por RNGs. Llamo ‘renderizado’ cuando el silencio habla. Mi padre tocaba el saxofón en Crown Heights; mi madre pintaba murales en las paredes de nuestro apartamento. Me enseñaron: la belleza no está optimizada—se descubre.